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  • 14 agosto, 2024
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La armonía entre el combate y el arte: una jornada medieval en SITAS

Para celebrar el aniversario número 11 del club Compagnia del Lobo Negro, la comunidad medieval se reunió con combates y un paseo artesanal - Por Chiara Perin

El domingo tuvo temperaturas de cuatro grados, pero eso no detuvo a nadie. 1500 feriantes, combatientes y visitantes se vistieron con prendas medievales para reunirse en el Polígono de Arma Larga de SITAS. Desde afuera, el edificio simulaba pertenecer a la cotidianeidad del club. En la cancha de enfrente jugaban un partido de fútbol; dentro practicaban tiro. Sin embargo, cruzar el umbral al jardín interno del complejo era como viajar en el tiempo.

La arquitectura colaboró con el evento, simulaba ser de la época con muros de ladrillos desgastados que encapsulaban el jardín encantado. En un día clásico otoñal, más que sol hubo resolana, pero el clima acompañó la ambientación.

El contraste con el exterior, junto con la música medieval, el ruido de las armaduras y las personas vestidas de época, daban la impresión de un escondite infiltrado en el 2024.

Esta feria fue diferente porque ofreció una mayor diversidad de puestos. “La fecha justo coincidía con otros eventos y muchos feriantes ya estaban comprometidos, pero eso nos permitió convocar personas de la zona que por ahí no eran del mundo medieval”, explicó la organizadora Mariana Leibinstein.

“Últimamente hubo un boom de la cultura medieval; en los últimos dos meses hubo eventos casi todos los fines de semanas”, comentó Leibinstein
“Últimamente hubo un boom de la cultura medieval; en los últimos dos meses hubo eventos casi todos los fines de semanas”, comentó Leibinstein.Crédito: CP.
“Siempre realizamos un chequeo de referencias para asegurar que hagan buenos productos, buenas artesanías, y que sean buena gente”, explicó Leibinstein Crédito: CP.

A las 11.15, con 45 minutos para que se abrieran las puertas, el campo solo contenía las estructuras vacías de los stands, con mesas despejadas y esqueletos de carpas. De a poco, los vendedores llegaron con bolsos y cajones de artesanías. En coordinación, casi como en un baile, cada feriante exhibió sus creaciones y cubrió la carpa de colores. “De Buena Madera”, “Tienda Holistica Mística”, “Guerreros de Tela”, y muchos otros nombres dieron identidad a cada puesto. Los lienzos en blanco se convirtieron en cuadros acogedores y atractivos.

A las 12, llegaron las primeras personas. Los combatientes fueron directo a sus ubicaciones para alistarse y sus acompañantes se instalaron en las gradas para presenciar el primer combate. Mientras tanto, los vendedores aprovechaban la distracción para visitar los puestos vecinos. Entre sonrisas y abrazos, se reencontraban con antiguos amigos. Desde el detrás de escenas, fue evidente la comunidad que reunía la feria.

“Es un ambiente que te mueve, nos conocemos todos con todos, hay una camaradería entre clubes y artesanos», explicó Bárbara, presidenta del club Magna Rhino. “Se matan a hachazos, pero después van y comparten una cerveza, se abrazan”.

Cuando terminó el primer combate, el público abandonó las gradas para visitar el paseo artesanal. La música tensa fue reemplazada por canciones tranquilas y folclóricas, que remitían a un cuento de hadas medieval. Los vendedores asumieron sus personajes -incluso muchos preferían no dar su apellido-, relataban la historia de sus productos y explicaban el significado detrás de cada amuleto.

“Más allá de ser mi trabajo, es mi pasión; disfruto pasar horas en el taller”, detalló Nicolás de En MetalArte.

Cuando terminó el primer combate, el público abandonó las gradas para visitar el paseo artesanal. La música tensa fue reemplazada por canciones tranquilas y folclóricas, que remitían a un cuento de hadas medieval. Los vendedores asumieron sus personajes -incluso muchos preferían no dar su apellido-, relataban la historia de sus productos y explicaban el significado detrás de cada amuleto.

El locutor anunció desde el escenario el inicio del segundo tiempo, la música se volvió inquietante y agresiva, y la gente continuó el ritmo que rápidamente se había vuelto una rutina: durante el combate se apilaban en las gradas para alentar las peleas, y en los descansos se relajaban para volcarse en los puestos de artesanías y en las otras actividades.

“Siempre me llama la atención el contraste que convive de forma armoniosa, entre la agresividad del luchador y la paz del artesano; eso garantiza que haya algo para todos”, reflexionó Cecilia, de En MetalArte. “El evento es un confluir de los tiempos, trae el pasado ancestral al presente”, agregó.

La convivencia entre extremos se funda en la pasión que comparten ambos. Tanto por el deporte, como por el arte. Polos opuestos que se encuentran en el cuidado del detalle, la apreciación por cada pieza, y -por sobre todo- el compromiso con la historia. “Para el que no le apasiona leer, al ser tan fiel históricamente, es una forma de aprender a través de la experiencia”, argumentó Juan, de Tierra Celta Argentina.

“Cuando estás tan metido, conocés personas, aprendés la historia e inevitablemente buscás más”, explicó Salvador (o “Maddog” por su nombre vikingo), del Klan Venner. “Es como un vicio, una vez que empezaste, querés más y más”, resumió a la perfección Néstor, de Ikigai.

Caía el sol, pero el paso de las horas se invisibilizaba. Las personas que ya cargaban sus bolsas de souvenirs, hicieron un segundo recorrido por todos los puestos para aprender sobre la cultura. Ya no actuaban como clientes, sino como una audiencia atenta a cada relato. Los feriantes también salían de sus stands para presenciar las historias. Santiago, de Tierra Celta, Soledad, de Grabado en Sangre, y Néstor, de Ikigai, rodeaban a Maddog mientras compartía cuentos vikingos y datos curiosos sobre el Klan Venner.

Tras la victoria del equipo rojo en el combate masivo y el canto de feliz cumpleaños al club, el ambiente se relajó. Poco a poco, los participantes salían de sus personajes para conversar y compartir mates. Eventualmente el público se fue, los feriantes volvieron a empacar todo y quedaron solo los organizadores hasta tres de la mañana para retornar el predio a su estado cotidiano.

Artículo de Chiara Perin (UAI)

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